Dentro de la lista de inversiones que las aseguradoras deberán fondear, el plan enumera los siguientes proyectos: de infraestructura vial, ferroviaria, portuaria, de energía eléctrica, energía gasifica, pluvial, energía limpia, de producción e infraestructura de suelo urbano y para programas de reconversión ambiental. Se destaca también el financiamiento para emprendimientos productivos, dirigidos en especial a pymes. Aunque la Superintendencia detalló los destinos de las inversiones, el porcentaje que las empresas deberán redireccionar para estos emprendimientos no estaba definido hasta ayer a última hora. Sin embargo, en el mercado especulan con un guarismo cercano al 5%, que coincidiría con la última exigencia que el Banco Central requirió a los bancos en la misma dirección.
Otra de las exigencias es la creación de nuevos seguros obligatorios. En esta línea, el proyecto contempla las siguientes pólizas: agrícola, de vida para trabajadores independientes, seguro integral para colegios, para edificios de propiedad horizontal. Pero, a su vez, amplia la cobertura y prestación de seguros existentes como el automotor, de vida destinado a empleados públicos y privados, para espectáculos públicos, ambiental, de crédito a la exportación y para transporte público de pasajeros (que incluye ferrocarriles, subtes, colectivos urbanos e interurbanos).
Nuevo sistema
El nuevo sistema intenta “fomentar a la cultura aseguradora” y para ello se impulsa una renovación y actualización de la normativa del seguro vigente. En este marco, el Gobierno buscó adaptarlo al nuevo Código Civil y Comercial que está siendo debatido actualmente en el Congreso. Al mismo tiempo, se modificó la gestión del ente regulador y se dispuso la creación de un consejo consultivo, integrado por representantes estatales y las cámaras de aseguradoras.
En el mercado se mostraron tranquilos ante el avance. Y es que ya preveían medidas de este tipo, aunque las dudas recaen en la manera en que se implementarán cada uno de los puntos, que aún no fue especificada. En esta línea, hay quienes sostienen que éste es otro paso del kirchnerismo para enfrentar los problemas de caja que le dificultan seguir solventando el modelo. En rigor, no es la primera vez que se impone a las aseguradoras cómo debe manejar sus fondos. En octubre pasado se les exigió repatriar la totalidad de sus fondos en el exterior, como una de las medidas que inició el cepo cambiario para paliar la escasez de divisas. Sin embargo, desde el sector argumentan que ya colaboran en alguna medida con el financiamiento público, debido a que prácticamente la mitad de su cartera está invertida en bonos del Estado.
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